Acciones

Qué son las Acciones y cómo Comenzar: 3 Pasos Clave para Invertir como un Experto

¿Sabes qué son las Acciones? ¿Alguna vez te has preguntado cómo los inversionistas construyen su patrimonio o cómo las grandes compañías como Falabella o Copec crecen y se expanden? El secreto se esconde detrás de un término que, a primera vista, puede parecer complejo: que son las “Acciones”. Si eres de los que cree que la bolsa de valores es un juego de élite, este artículo te demostrará lo contrario.

Aquí te guiaremos paso a paso, desde la definición más simple de una acción hasta los pasos prácticos para que puedas hacer tu primera inversión. ¡Prepárate para tomar el control de tu futuro financiero!


Imagina una gran empresa como una enorme y deliciosa pizza. Cuando esa compañía necesita capital para crecer, ya sea para abrir nuevas tiendas, desarrollar un producto o saldar deudas, decide dividir esa pizza en miles de pequeños trozos. Cada uno de esos trozos se llama acción.

Cuando tú compras una acción, en realidad estás adquiriendo un pedazo de esa empresa. Esto te convierte en un accionista o, en otras palabras, en uno de los dueños de la compañía. Aunque tu porción sea diminuta, te da derechos y te permite participar, en cierta medida, en el éxito de la compañía.

¿Por qué las empresas venden acciones?

La razón principal es para obtener capital de financiamiento. En lugar de recurrir a un préstamo bancario con intereses, la empresa vende una parte de sí misma al público. Este proceso se conoce como Oferta Pública Inicial (OPI). El dinero recaudado se utiliza para impulsar el crecimiento, expandir sus operaciones o invertir en tecnología.


Invertir en acciones no es solo para multimillonarios. Ofrece beneficios tangibles para cualquier persona que busque hacer crecer su dinero a largo plazo.

  1. Crecimiento de capital (o plusvalía): Es la forma más conocida de ganar dinero. Si la empresa se desempeña bien, el valor de sus acciones aumenta. Tu ganancia se materializa al vender la acción a un precio mayor del que la compraste.
  2. Dividendos: Una fuente de ingreso pasivo: Si una empresa genera ganancias, puede decidir compartir una parte de ellas con sus accionistas. A esta distribución de utilidades se le llama dividendo. Es como un «ingreso extra» que recibes por ser dueño de la compañía, ya sea en efectivo o en más acciones.
  3. Protección contra la inflación: A largo plazo, el valor de las acciones de empresas sólidas tiende a crecer por encima de la inflación, lo que ayuda a que tu dinero no pierda su poder adquisitivo con el tiempo.
  4. Diversificación de tu portafolio: Al invertir en distintas empresas de diferentes sectores, reduces el riesgo general de tus inversiones. Esto te protege si alguna de las compañías en las que invertiste enfrenta problemas.

Ser transparente es clave. Invertir en acciones no está exento de riesgos, y es fundamental que los conozcas antes de comenzar.

  1. Volatilidad del mercado: El valor de las acciones puede fluctuar drásticamente en periodos cortos. Esto significa que puedes ver cómo tus ganancias aumentan un día y se reducen al siguiente. La bolsa de valores es una montaña rusa, y debes estar preparado para los altibajos.
  2. Riesgo de pérdida de capital: Existe la posibilidad de que una acción caiga por debajo de tu precio de compra. Si la empresa quiebra, podrías perder una parte o la totalidad de tu inversión inicial. Por eso es vital investigar y no invertir dinero que necesites en el corto plazo.
  3. El factor emocional: Las fluctuaciones del mercado pueden ser estresantes. Muchos inversionistas principiantes entran en pánico y venden sus acciones cuando el precio baja, lo que convierte una pérdida potencial en una pérdida real. La disciplina y la visión a largo plazo son tus mejores aliados.

Invertir es un paso emocionante, pero es crucial hacerlo en el momento correcto. Antes de siquiera pensar en comprar tu primera acción, asegúrate de tener una base financiera sólida. La inversión debe ser el siguiente paso después de haber ordenado tus finanzas personales.

Aquí hay algunas señales de que estás listo para empezar:

  1. Tienes un fondo de emergencia: Es un colchón financiero de 3 a 6 meses de tus gastos básicos. Este dinero debe estar en un lugar seguro y accesible, como una cuenta de ahorro, para cubrir cualquier imprevisto (como la pérdida de un empleo o un gasto médico inesperado) sin tener que vender tus inversiones.
  2. Has pagado deudas de alto interés: Las deudas de tarjetas de crédito o préstamos personales suelen tener intereses muy altos. El dinero que usarías para invertir, a menudo genera menos rendimiento de lo que te costaría en intereses de deuda. Por eso, es más inteligente pagar estas deudas primero.
  3. Cuentas con un ahorro constante: La inversión es un hábito. Para construir un portafolio de manera efectiva a largo plazo, necesitas poder invertir una parte de tus ingresos de forma regular.

Una vez que te familiarices con el proceso de inversión, te darás cuenta de que hay dos enfoques principales que los inversionistas utilizan para decidir en qué acciones invertir:

  1. Análisis Fundamental: Este método se enfoca en el «valor real» de una empresa. Es como investigar la salud de una persona antes de asociarte con ella. Los analistas fundamentales estudian los estados financieros (ingresos, deudas, ganancias), el modelo de negocio, la calidad de la gerencia y la situación de la industria. Su objetivo es encontrar empresas que estén «infravaloradas» por el mercado y que tengan un potencial de crecimiento a largo plazo.
  2. Análisis Técnico: A diferencia del fundamental, este enfoque se centra en el movimiento del precio y el volumen de la acción en el mercado. Los analistas técnicos creen que la historia del precio de una acción, a través de gráficos, puede predecir su dirección futura. Buscan patrones y tendencias para decidir cuándo comprar o vender, basándose en la psicología del mercado.

Ambos tipos de análisis pueden complementarse, y a medida que avances en tu viaje de inversión, podrás explorar cuál de ellos se adapta mejor a tu estilo.


Para que puedas empezar a analizar empresas hoy mismo, te presentamos una de las herramientas más sencillas y útiles del análisis fundamental: el Ratio Precio-Ganancia o, en inglés, PER (Price-to-Earnings Ratio).

¿Qué es el PER?

En términos simples, el PER te dice cuántos años de ganancias futuras estás pagando por una acción. Es una forma de saber si una acción está «cara» o «barata» en comparación con las ganancias que genera.

La fórmula es la siguiente:

  • Precio de la Acción: El valor actual de la acción en el mercado.
  • Ganancia por Acción (GPA): La ganancia total de la empresa dividida por el número de acciones en circulación. Este dato suele estar disponible en los estados financieros de la compañía.

¿Cómo interpretarlo?

  • Un PER bajo podría indicar que la acción está «barata» en relación con sus ganancias. Los inversionistas suelen buscar empresas con un PER más bajo que el promedio de su industria.
  • Un PER alto podría sugerir que la acción está «cara» porque los inversionistas tienen altas expectativas de crecimiento futuro para la compañía.

El PER es una excelente herramienta para comparar empresas dentro de la misma industria. Por ejemplo, si una acción de Falabella tiene un PER de 15 y una de Copec tiene un PER de 10, esto podría significar que el mercado ve un mayor potencial de crecimiento en Falabella.


El proceso para invertir es mucho más sencillo de lo que crees. Sigue estos tres pasos para comenzar:

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  1. Paso 1: Elige una Corredora de Bolsa: Para comprar acciones, necesitas un intermediario autorizado. Este se conoce como Corredora de Bolsa. Existen plataformas digitales muy amigables para principiantes que te permiten invertir desde tu celular o computadora.
  2. Paso 2: Abre y fondea tu cuenta: El proceso es similar a abrir una cuenta bancaria. Una vez que tu cuenta de inversión esté activa, transfiere el capital que planeas invertir desde tu cuenta bancaria personal.
  3. Paso 3: Realiza tu primera orden de compra: Con el dinero en tu cuenta de inversión, busca las acciones que te interesen y presiona el botón de «Comprar». ¡Felicidades, te has convertido oficialmente en un accionista!

Es natural preguntarse: «¿quién vigila que todo esto sea seguro?». La buena noticia es que el mercado de valores no es un juego sin reglas. En Chile, el ente regulador principal es la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).

La CMF es la encargada de supervisar, fiscalizar y regular a las empresas que emiten acciones y a las corredoras de bolsa. Su función es clave para:

  • Evitar fraudes y estafas: La CMF establece normas estrictas para la operación de las corredoras de bolsa, asegurando que operen de forma honesta y segura.
  • Proteger tus datos e inversiones: Al elegir una corredora de bolsa regulada por la CMF, puedes tener la tranquilidad de que tu dinero está protegido y tus transacciones son seguras.
  • Asegurar la información pública: La CMF exige a las empresas que cotizan en la bolsa que publiquen información financiera de forma regular y transparente, lo que ayuda a los inversionistas a tomar decisiones informadas.

Al iniciar tu camino como inversionista, es crucial que elijas una corredora de bolsa que esté debidamente inscrita y regulada por la CMF. Esto te garantiza que estás operando en un entorno formal y seguro, con reglas claras y un respaldo que vigila por tu bienestar. Recuerda siempre: la regulación es tu aliada.


Antes de que te lances, ten en cuenta estas recomendaciones que te ayudarán a tener una experiencia más exitosa y menos estresante.

  1. Invierte en lo que conoces: No necesitas ser un gurú financiero. Empieza invirtiendo en empresas cuyos productos o servicios usas a diario y que comprendes.
  2. Piensa a largo plazo: El verdadero potencial de las acciones se revela con el tiempo. Ignora el ruido diario del mercado y enfócate en tus metas de largo plazo.
  3. Empieza con una cantidad pequeña: Invierte solo el dinero que estés dispuesto a perder mientras te familiarizas con el proceso. Con el tiempo, podrás aumentar tu capital a medida que ganas experiencia y confianza.
  4. Diversifica tu portafolio: Evita poner todos tus huevos en la misma canasta. Invierte en varias empresas de distintos sectores para mitigar el riesgo de una caída inesperada en una industria específica.

Las acciones son una herramienta poderosa para construir riqueza de manera inteligente y a largo plazo. No se trata de volverte millonario de la noche a la mañana, sino de hacer que tu dinero trabaje para ti. Al comprender qué son, cómo funcionan y los riesgos que implican, estás tomando el control de tu destino financiero.

¿Cuál de los dos enfoques, fundamental o técnico, te parece más interesante para empezar a aprender? Déjanos tus comentarios y suscríbete para recibir noticias sobre nuevos artículos.

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